<< Tumbada boca arriba con los ojos cerrados, divagaba bajo el sol de primavera.
Un fino aleteo me hizo incorporar y abrir los ojos. Dos hermosas mariposas revoloteaban junto a mí. ¡Qué bellas! pensé, y volví a cerrar los ojos.
Medité entonces sobre la vida, sobre sus etapas, sobre los cambios, sobre la naturaleza, sobre todo lo bello que existe…y sobre todo lo efímero, también. >> María José Aguerrondo Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario